Así lo reconoció el presidente de la empresa del gobierno porteño “Subterráneo de Buenos Aires”, Eduardo De Montmollin, quien explicó que si había asbesto en los trenes asumieron que el Metro de Madrid ya había tomado medidas y que “nos estaban vendiendo los vagones en condiciones”. El legislador del FIT, Gabriel Solano, ya pidió su renuncia.
En una línea en la que diariamente viajan 7 millones de pasajeros, hoy en día hay 11 trabajadores afectados por asbesto, 700 que trabajan en sus estaciones y 180 se sometieron a análisis.
Ramón Acuña es un trabajador de la Línea B hace 8 años del Taller Rancagua, es técnico electromecánico, y lo diagnosticaron con una primera afección por asbesto, material cancerígeno presente en los trenes comprados al Metro de Madrid.
Acuña fue diagnosticado con “engrosamiento pleural difuso apical derecho” por la aspiración de partículas de amianto o asbesto, mineral prohibido hace 20 años en más de 50 países y material con el cual se construían los vagones de los subtes en esa época, según contó como primicia Emilia Delfino en este informe de CNN.
Según los expertos, la exposición al amianto se produce a través de la inhalación de fibras que se encuentran en el aire del lugar de trabajo, el aire cercano a puntos de producción, como fábricas que trabajan con amianto, o el aire del interior de viviendas y edificios que contiene partículas fraccionadas de amianto.
El gobierno porteño de Mauricio Macri, actual presidente de la nación, compró 6 trenes por 7 millones de euros al “Metro” de Madrid en 2011. Los 36 vagones que compraron fueron los modelos CAF 5000 con presencia de asbesto o su sinómino español: amianto. En la década del 70 las fábricas que los construían lo utilizaban pero ya en 2001 España sancionó una ley que los prohibió por probarse que el amianto producía cáncer.
De acuerdo con la resolución 845/2000 del Ministerio de Salud de la Nación se encuentra prohibida la importación de fibras de asbesto (variedad Anfiboles) y de productos que las contengan. La resolución 823/2001 estableció idénticas medidas para las fibras de asbesto variedad Crisotilo a contar desde el 1° de enero de 2003.
El ex presidente de “Metro”, Ignacio González, saludó en este video la venta a la Argentina de los vagones de trenes que ya había sido usados varios años en Madrid. De hecho, el resto de los trenes que no vendieron los usaron como “chatarra para pruebas de explosivos”.
En febrero de 2018, el sindicato de los trabajadores del subte tomaron noción de la muerte trabajadores del subte de Madrid y mandaron a evaluar 60 piezas de los trenes a especialistas con microoscopía. Leticia Lescano, profesora de la Universidad nacional del Sur, determinó “la presencia de una variedad de asbesto en las piezas de los trenes analizadas”
El inspector de trabajo y especializado en medio ambiente, Eduardo Castro, explicó que “cuando se importan trenes usados con antigüedad importante como estos vagones tiene que tomar precauciones necesarias para que no ocurra el problema que tenemos ahora con el amianto en los trenes”.
“Se importó un material que está prohibido importar, con lo cual ya cometió delito. Enfermó a 14 trabajadores, escondió en silencio la presencia del amianto en las formaciones todo este tiempo. Y esos trenes que compró a 550 mil dólares cada uno no lo podés vender ni siquiera como chatarra, no se podían sacar de España. Después los organismos lo protegieron y lo ocultaron”, expresó Castro al presentar la acusación.
Eduardo De Montmollin, presidente de SBASE “Subterráneos de Buenos Aires”, expresó en un informe del canal CNN con la periodista Emilia Delfino que “el metro de Madrid debía saber que desde el 2001 hay una ley en la Unión Europea que prohíbe la presencia de asbesto para la construcción de los trenes”, y agregó que “la documentación técnica de un tren podía informar en letra chiquita en el tomo 4 de uno de los manuales técnicos”. Y agregó: “La posición conceptual es que asumimos que si en la documentación figuraba algo el Metro de Madrid ya había tomado partido y medidas y lo que nos estaban vendiendo estaban en condiciones de poder venderlo”.
“Con el diario del lunes, podemos decir que los trenes que les compramos al Metro de Madrid tendrían que haber pedido el certificado que no existió y tampoco hubo una exigencia nuestra por ese certificado” , agregó sobre la ausencia de certificado.-
El funcionario terminó reconociendo: “No puedo garantizar que se hayan leído absolutamente todas y cada una de las páginas de los manuales técnicos pero la posición conceptual es que asumimos que, si en la documentación figuraba algo, el metro de Madrid había tomado ya medias y que lo que estaban vendiendo ellos estaban en condiciones de vender“.
Eduardo De Montmollin, presidente de SBASE
El Metro de Madrid, empresa pública, reconoció el problema tras la muerte de dos trabajadores del subte madrileño y ordenó en 2018 un programa para analizar la salud de los trabajadores y que “no hay riesgo de exposición para los trabajadores y los usuarios, así como “anunció una inversión de 140 millones de euros para reemplazar el amianto (asbesto) de la red sustituyendo piezas y reparando estaciones”.
Una comisión de legisladores de Madrid confirmó que “les vendieron los trenes a la Argentina con amianto y se les ocultó su presencia a la empresa y a los trabajadores así como se los desprotegió”. Las autoridades del Metro sostuvieron que en la “venta a Argentina no había riesgo porque las piezas con amianto había sido encapsuladas las piezas con asbesto”.
Según la OMS, cada una de las partículas que posea asbesto o amianto son “cancerígenas para el ser humano”. Pese a que no son piezas expuestas a los pasajeros, los trenes comprados con asbesto fueron retirados y el trabajador espera una “desasbestización” del subte para volver a trabajar.