Se siguen sumando críticas al pésimo estado del subterráneo de C.A.B.A que sigue en aumento y brinda un pésimo servicio no acorde a sus tarifas. En cada estación los molinetes nuevos se cruzan con los viejos que ya no sirve y no los cambian, pusieron “patovicas” a controlar que la gente pague el aumento, no hay obras en las filtraciones de agua, y además la medida no salió bien porque la gente decide otras opciones más económicas como la bicicleta, el tren o el colectivo.
La estadísticas oficiales reflejan que la implementación de los aumentos tarifarios que llevaron la tarifa de $125 a $650, y se prevé otro aumento más, produjo una importante disminución de pasajeros pagos transportados, según datos de Sitio “En el SUBTE”.
El fuerte incremento tarifario en un contexto general de pérdida de poder adquisitivo de los salarios llevó a que se presentaran proyectos en la Legislatura Porteña para intentar morigerar los aumentos pero no fueron tratados.
El impacto del aumento en el bolsillo podría agravarse en el caso de que prosperen las intenciones del Gobierno nacional de dejar de financiar los descuentos de la “Red SUBE”, del 50% en la primera combinación y del 75% en las siguientes dentro de las dos horas de la primera validación.
Aumentos
Los incrementos llevaron el valor del pasaje de $125 a $574 a mediados de mayo y a $650 a fines de ese mismo mes. Se trata de uno de los mayores incrementos en la historia de la red, cuya implementación aún no ha terminado: resta aplicar un último tramo, que llevará la tarifa a $757 en octubre en principio.
Sin obras en 2024
Las filtraciones de agua en estaciones, las obras inconclusas de reparaciones, la imposibilidad de invertir en nuevas estaciones o ampliar el recorrido de las líneas de subte actuales y menos la ilusión de la Línea F están vedadas este 2024 ya que no figuran en el presupuesto aprobado por la Legislatura porteña.
Las trazas contempladas en la ley 670 (líneas F, G e I), que fueron aprobadas por la Legislatura hace más de dos décadas, sin que a la fecha se tengan planes para comenzar con la construcción de ninguna de ellas.
El Presupuesto 2024 solo contiene una breve mención a “desarrollar la ingeniería para la licitación de la línea F”, que uniría Barracas y Palermo. Se trata de una fórmula textualmente calcada de los presupuestos de 2021, 2022 y 2023, años en que los avances en la materia fueron nulos.
Sin ir más lejos, en mayo de 2022, y tras 14 postergaciones, la Ciudad decidió dar de baja la licitación de los estudios de la línea F que había sido lanzada en 2019. En aquel entonces se prometió que la ingeniería de la línea sería desarrollada por equipos propios de SBASE, sin recurrir a servicios de consultoría externa.
Hasta el momento, los avances han sido más bien escasos. Desde SBASE aseguran que está “prácticamente finalizado el diseño conceptual” de la línea F, pero que todavía no se ha avanzado en la ingeniería básica licitatoria. No obstante, vale aclarar que la elaboración de estos estudios no tiene ningún efecto concreto sobre la eventual construcción de la línea -o de al menos parte de ella-: la obra no tiene plazos ni presupuesto asignado.
Patovicas
EMOVA contrató alrededor de 80 personas de la firma Rebor que trabajan entre 8 y 10 horas, con salarios que no llegan a los 700.000 pesos. “La semana pasada hicimos una presentación a partir de la aparición de esta gente en la línea de molinetes que, por otro lado, es violatoria de nuestro convenio colectivo de trabajo firmado con la empresa”, explicó a Tiempo Argentino, Jorge Méndez, secretario de organización de metrodelegados.
“La audiencia fue en la subsecretaría de trabajo y la empresa dijo que a estas personas las contrataron por el término de 90 días para recuperar los valores de recaudación porque en los últimos meses hubo mucha evasión”, agrega Méndez y recuerda que “la seguridad la tiene que brindar el Estado y no privado, pero EMOVA argumenta que ellos no están para hacer seguridad sino para velar por los intereses de la empresa. No quieren reconocer que son de seguridad porque saben que es ilegal”.
Ademas, si hablamos de costos, es significativamente mayor el costo asociado a los sueldos de estos trabajadores, que la eventual perdida por algunos pocos pasajeros que no abonen su pasaje, por lo cual podria decirse que esto es un capricho de la empresa EMOVA para mostrarse “invencible” frente a los que pretendan colarse, aun cuando tenga un costo superior.
Despues nos preguntamos por que el subte porteño, en manos privadas de EMOVA (misma mierda que Metrovias, del grupo Roggio, pero con diferente olor), sale tan caro.
Fuente: Radio FM Trance Y Tiempo Argentino